Arturo tenía unos 20 años cuando trabajaba como criado en la casa conocida como «de la asturiana» en Covas (Ferrol). A cambio de su trabajo recibía pensión, manutención y, si había, algo de dinero. Parece que hablo de otro siglo y es verdad, era en el siglo XX , más concretamente en el año 1945. Eran tiempos duros, si es que alguna vez hubo tiempos fáciles, la Guerra Civil española hacía ya 6 años que había terminado… las penurias no. En ese año se inauguró el nuevo cementerio municipal de Catabois y, con tal motivo, el Ayuntamiento de Ferrol (no sé si para animar a la gente a elegir la nueva necrópolis como residencia eterna, o con otro fin que yo desconozco), donaba 2.000 pesetas (todo un pastón en aquellos tiempos) a la familia del primer fallecido que fuese enterrado en el citado camposanto. Al enterarse Arturo de tal oferta, no deseaba (y así lo transmitía a todo aquel que quisiera escucharlo) otra cosa que morirse y, claro está, ser el primero en recibir sepultura en Catabois. «Lo bien que le vendría el dinero a mi familia -decía- podría comprar vacas y alguna tierra…» Era su ilusión, morir… Y así sacar de la pobreza a su madre y hermanos (no tenía padre). El 12 de julio de 1945 se inauguró el cementerio y Arturo ingresó poco después como marinero de reemplazo en Ferrol.
por casualidad visitando las playas de covas,me encontre con una foto de la sdrf en la cual se encuentra mi padre,quisiera que me dijeses donde la puedo conseguir
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Hola, te envié la foto a la dirección que adjuntabas en tu comentario y me viene de «vuelta». Te lo mandé hoy, de nuevo, a ver qué pasa… Si ves que no la recibes, manda otro comentario con una dirección distinta. Ah! También está mi padre, en la foto.
Un saludo
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Hecha unas pequeñas cuentas, y verás que en 1945 no habían pasado aún 9 años desde el fin de la Guerra Civil…
🙂
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Vaya, ya tenía que aperecer uno de ciencias 🙂 Gracias Manuel por advertirme, me debió de venir a la cabeza el 36…
lo rectifico ahora mismo.
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