Visita a Maruja do Canarias

Maruja es una de las «fuentes» a las que recurro en muchas ocasiones para saber historias de gentes y tradiciones de estas tierras. A sus ochenta… y algo de años posee una memoria extraordinaria. Sus ojos azules -no sé si lo comenté alguna vez, pero por estas tierras pantinesas  debe de ser uno de los lugares donde más personas tienen ese color de ojos por m2- conservan una viveza extraordinaria y un humor o retranca gallega no menos extraordinario. La visita, esta vez,  fue provocada por  ella porque estaba empeñada en que me llevara  unos huevos de sus gallinas… y, como a Maruja no se le puede decir que no así porque sí, me traje una docena para casa y debo decir sin menospreciar a nadie que no tienen nada que ver ni en color ni sabor con los que te puedes comprar en cualquier supermercado ¡Gloria bendita! Gracias Maruja… cuando quieras ya sabes donde estamos, es broma, jeje

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