por Pitusa Caruncho
El Gobierno sigue hablando de la importancia de mantener la austeridad para reducir el déficit público aunque, tímidamente, comienza a plantear la necesidad potenciar el crecimiento. Según los últimos datos conocidos, Hacienda recaudará 9.000 millones de euros menos de lo previsto pese a la subida de impuestos y, con estas previsiones, el déficit se situaría en el 6,2% al final de año. En resumen que no salen las cuentas.
A pesar de lo preocupante de estos datos, es verdaderamente llamativo que los responsables económicos del ejecutivo, a los que se les supone una preparación suficiente en la materia, no hayan previsto una situación que está muy clara para muchos ciudadanos. Porque si se recortan ingresos y se encarecen los servicios, la consecuencia es inmediata, la gente dejará de consumir y no por capricho, sino por verdadera incapacidad financiera. Porque lo que para algunos políticos -que tienen unos salarios sólidos- son únicamente cuatro cafés, para muchas economías es bastante más.
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