Fermín Goiriz Díaz
(Politólogo Forense por la Universidad de Sarandós)
Esto de querer ser apolítico porque sí, porque me presta hacerlo, me está resultando muy complicado. Pensaba que ya lo había logrado y, por fin, ya podría dedicar mi tiempo a preparar mi próxima etapa vital que no es otra que el adiós con el corazón que con el alma no puedo, de la forma más tranquila y feliz posible.
Pero va a ser que no porque el imperio decidió y ordenó a los directores de sus sucursales europeas que había que apoyar al gobierno filofascista del señor Zelenski con toda la artillería pesada y ligera que se pudiese (que ya se encargaría él de deshacerse de lo sobrante a buen precio) para frenar las ansias expansionistas del ¨psicópata¨ (dicen), del señor Putin que, además de psicópata come niños todos los días para rejuvenecer sus arterias ¡será cabrón!
Pero eso sí, dice el emperador Biden que le envíen todas las armas que puedan al Zelenski aunque de entrar a saco contra el pérfido enemigo nada de nada, que se mueran los ucranianos y los rusos que nosotros somos gente de paz como bien sabe todo el universo universal e, incluso, La Voz de Galicia destacada cabecera de la prensa libre española y parte de la alemana. Y en esas seguimos, intentando que Rusia vuelva a los tiempos oscuros de la historia aunque, visto lo visto, la cosa está bastante complicada. Ni con el boicot europeo a los productos rusos la cosa funciona como debería, es más, parece que le va muy bien o, al menos, tan bien como a los vendedores de armas y otras cosillas, estadounidenses, claro.
Sin embargo, a los europeos de Bruselas no nos va muy bien, pagamos el doble de dinero por el gas ruso, comprando menos de la mitad del que importábamos con anterioridad al conflicto provocado por los estadounidenses para intentar evitar su agonía como potencia hegemónica del orbe. Creo sinceramente que lo llevan jodido y Europa ni os cuento…este invierno será una muestra.
No contentos con lo de Ucrania los de la Casa Blanca andan provocando a China con Taiwan, supongo que con la intención de que China (igual que se forzó a Rusia) no tenga otra solución que no sea la armada para que la ¨provincia rebelde¨ deje de dar por el saco.
Este moribundo imperio del siglo XX está dando sus últimos estertores. Más endeudado que el Barça, con una crisis interna que puede rematar en sabe diós qué, debería hacérselo mirar y, después, sentarse a dialogar como le ha pedido una y otra vez el señor Putin. No queda otra.
Mientras tanto en Ucrania siguen muriendo miles de personas a causa del conflicto y otros miles de tristeza y pena allende sus fronteras. Y la rica Europa delega en el emperador y obedece sin rechistar.
Me habéis jodido mi ciclo final y quiero que lo sepáis, hijos de mala madre.