Cada día me planteo que voy a dejar de ver y escuchar debates políticos porque me aburren. Siempre son los mismos tertulianos diciendo las mismas cosas y, en muchos casos, dirigiéndose a los espectadores como si se tratase de seres incapaces de entender lo que dicen y lo que sucede a nuestro alrededor. Pero debo de ser masoquista porque siempre recaigo.
Hoy se me ocurrió fijarme en algo que suele ser una constante en estos programas. Cuando el tertuliano de turno se queda sin recursos tanto dialécticos como argumentales, sentencia que «las mayorías son las que son» y que por lo tanto esto justifica cualquier decisión que se tome desde el ejecutivo porque «les avalan los votos de los ciudadanos». Pero esto no es del todo cierto, o más bien, me atrevería a decir que es un tremendo engaño.
Es verdad que los populares accedieron al poder legítimamente en unas…
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