La Fuente Mèdicis – Jardín de Luxemburgo

Por Fermín Goiriz Díaz

Mientras los jefes del cotarro mundial, unos más que otros, siguen desbarrando con una contumacia que produce escalofríos, he decidido colgar unas fotos de uno de mis lugares preferidos desde que era un chaval, la fuente Mèdicis. Sólo tenía que salir del portal de mi casa, atravesar el paso de peatones de la rue Gay-Lussac y el del boulevard Saint Michel para hacer mi entrada diaria en el lugar donde durante unos cuantos años me dediqué a jugar, pasear, leer o, simplemente, dejar pasar el tiempo… el jardín del palacio de Luxemburgo.

Pero si había un rincón que me atrajo especialmente ese fue la fuente Mèdicis, un lugar donde siempre reinaba la calma incluso los días en que las sillas dispuestas a ambos lados del estanque estaban todas ocupadas, el silencio era el dueño. Los alumnos de bellas artes o de arquitectura haciendo sus bocetos; pintores aficionados o profesionales, quién sabe; lectores que sólo levantaban la vista a modo de reflexión; fotógrafos a juego con el entorno con sus cliks mudos y algún niño que otro admirando los peces del estanque o leyendo el último número de la revista Tintin o, como fue mi caso, leyendo su primera novela en francés y en cualquier otro idioma «Michel Strogoff«. No sé si era la imponente figura en bronce (obra del escultor francés Auguste Ottin) de Polifemo sorprendiendo a Acis y Galatea amorosamente abrazados u otro el motivo, pero no he vuelto a encontrar un lugar que invite, como éste, al ensueño.