Están jugando sucio

Por Manuel Lago (Economista)

La Voz de Galicia, 30 de noviembre de 2012
Empezó Mariano Rajoy, cuando el 10 de junio dijo aquello de que había solucionado el problema logrando «una línea de crédito» en condiciones ventajosas y sobre todo, sin contrapartidas, para irse a continuación a Polonia a ver un partido de la Eurocopa. Nos engañó porque menos de seis meses después, lo que hay es un préstamo, que tenemos que devolver euro a euro, pero que nos obliga a aplicar un durísimo plan de ajuste que pagarán los trabajadores con miles de despidos, los pequeños ahorradores estafados con las preferentes y todos los contribuyentes españoles durante los próximos años.

Nos engañó antes de ayer la Unión Europea y su comisario Joaquín Almunia porque basándose en ese concepto tan etéreo de sistémico, le daba a Bankia la oportunidad de continuar en solitario mientras que condenaba a Novagalicia a ser vendida a otra entidad antes del 2017 o en caso contrario a ser liquidada.

Nos engañó el presidente Feijoo, o lo engañaron también a él, porque en su debate de investidura defendió como positivo el plan de saneamiento de Novagalicia, tutelado por el Banco de España y decidido por la Comisión Europea, porque daba un plazo de cinco años que servirían, según Feijoo, para consolidar el proyecto.

Para leer el artículo completo ir al siguiente enlace: En Construcción – La Voz de Galicia

 

Harta de mentiras

Por Pitusa Caruncho (Periodista)

Estoy harta de las mentiras de los políticos y de su estrategia para hacernos creer que la crisis -que no es ni la mitad de lo que nos cuentan-, es culpa nuestra porque, según ellos, hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Y tanto repiten este argumento que muchos ciudadanos están empezando a creer que es cierto y asumen que si no queda otra habrá que aguantar recortes, desempleo y lo que nos echen encima “porque nos portamos mal”, les falta decir.

Pues no señor, me niego a admitir ese análisis porque es falso, ni yo ni la mayoría de los trabajadores hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y esto es tan fácil de entender como que nos sería imposible hacerlo, porque ningún banco, ni cualquier otra entidad nos iba a conceder un préstamo si no tuviera garantías de que lo iba a cobrar. Lo que ocurre es que se desmoronó un sistema económico basado únicamente en el ladrillo y eso trajo consigo el paro y, consecuentemente las dificultades económicas de las clases menos favorecidas.

Por eso cuando, a estas alturas escucho a un expresidente del Gobierno presumir de que durante su mandato en este país se edificaban más viviendas que en Francia y Alemania juntas, me pregunto si no era consciente -que sí lo era, quiero suponer-, de que se estaba construyendo un castillo de naipes que se vendría abajo más pronto que tarde. Porque no teníamos población para semejante parque de viviendas y los políticos estaban obligados a saberlo y, por lo tanto, a evitar que se produjera ese disparate. Claro que ellos nunca tienen que rendir cuentas de nada.

Y ahora, con la disculpa de la crisis, quieren cambiar el estilo de vida del país. Recortan en servicios fundamentales como Educación, Sanidad o Servicios Sociales asegurando que no hay dinero para hacer frente a esos gastos. Pero si lo hay para seguir subvencionando a la escuela privada, para continuar perdonando deudas a los defraudadores fiscales o para contratar multitud de asesores en todas las administraciones, mientras se prescinde de funcionarios que han conseguido su plaza mediante una dura oposición. Algunas administraciones cuentan con más asesores que cargos públicos por eso necesito que alguien me explique quien sobra ahí, porque está claro que existe un desfase.

Estos días leí en un periódico que el número de afiliados al PP se incrementa en cien personas al día. Al principio me produjo sorpresa, pero me duró poco. Enseguida entendí lo que está pasando. En un país con seis millones de parados y con un Gobierno que únicamente se preocupa por sus afines, parece que va a ser condición indispensable contar con el carné del Partido Popular para lograr un puesto de trabajo y, por lo que se ve, la gente lo ha entendido así. Esto me trae a la memoria otras épocas que pensé que no tendría que volver a recordar.

La solución a las tasas judiciales

José A. Vázquez Taín

25 de noviembre de 2012

Nada nuevo se puede añadir a lo ya expuesto en los medios para criticar las tasas judiciales. Máxime después del esperpéntico espectáculo de su entrada en vigor con nocturnidad y su retirada por falta de impresos. Ni Berlanga podría haberlo planteado mejor.

Lo que me gustaría exponer, aun consciente de que es un simple brindis al sol, es una posible salida honrosa del problema. Si el Gobierno pretende reducir la litigiosidad a parámetros admisibles, evitando abusos del sistema, y al mismo tiempo procurarse unos necesarios ingresos para la cofinanciación de la Justicia gratuita, una vía mucho más efectiva y justa que el sistema de tasas serían las costas judiciales. Todas las sentencias que se dictan en este país contienen un razonamiento en el que el juzgador analiza si la demanda planteada lo fue con temeridad, abuso de derecho, falta de fundamento, o si realmente la cuestión era discutible. A continuación, y en base a tal análisis, determina si procede o no imponer las costas a alguna de las partes. Costas que incluyen los honorarios de los profesionales que han intervenido en el proceso. Siempre me sorprendió que, aun en los supuestos en los que se estima que una de las partes actuó con temeridad o mala fe, no fuese posible imponer al que ha incurrido en tal conducta el pago de los gastos judiciales.

Para leer el artículo completo ir al siguiente enlace: La Voz de Galicia

Suicidio y desahucios

Federico Menéndez Osorio y otros 25 profesionales de la salud mental
25 de noviembre de 2012

E n los diversos diarios aparecía una noticia escueta: «Al entrar en el piso a ejecutar la sentencia de desahucio, se encontraron con su propietario ahorcado». Todos aquellos ejecutores de tal orden, desde los máximos responsables -el banco- hasta las instancias jurídicas y los agentes, quedarían, suponemos, horrorizados ante el acto que tuvieron que llevar a efecto. De hecho, estos suicidios y las movilizaciones que venían realizando los afectados han constituido un revulsivo que ha llevado al Gobierno y a otras instancias a tomar medidas para parar los desahucios.

El suicida volvió sobre sí lo que, para el decir del vulgo, debería haber hecho a los culpables de su desahucio.

Para leer el artícuo completo ir al siguiente enlace: La Voz de Galicia

Que dios te bendiga Benedicto

Por Fermín Goiriz Díaz (Sus labores)
Andaba yo con mis asuntos saltando de una neurona a otra sin ton ni son hasta que a ti, gracias a dios supongo, se te dio por escribir sobre el belén de marras, desde ese momento todas ellas se pusieron a trabajar en el asunto que realmente tiene importancia que no es otro de si había un buey, una mula o una burra (tengo dudas teológicas), gallinas, ovejas y otras especies habituales en cualquier cuadra bien surtida. De lo de la virgen ya ni hablamos.
Que dios te bendiga Benedicto, por fin puedo dejar de maquinar en esta gran reforma que están llevando a cabo los prebostes del cotarro europeo y que sufrimos con especial virulencia por estos lares bajo la… (iba a escribir batuta ¡por dios! Eso sería cómo decir que tenemos a alguien en el poder que dirige o manda en la situación), así que escribo… bajo el aparente mando del que considero un simple testaferro conocido por Rajoy.
Y ya puesto a escribir te digo, hermano humano, que o lo tuyo es aburrimiento o es que no sabías por dónde atacar la cosa para que diese los frutos que pienso son los únicos que le interesan a tus chicos, la pasta que puedes sacar del asunto y no precisamente para los fines a los que deberían ir destinados (yo opino, tu opinas…).
Bueno, hala, que vendas mucho libros y que te sea leve… por cierto, según el evangelista Mateo los “magos” (tampoco dice que fueran tres los reyes) guiados por la estrella se regocijaron mucho cuando ésta se puso sobre donde estaba el niño… y entrando en la “CASA”, vamos, que ni habla de pesebre ni de que fueran tres los reyes magos ni nada que se le parezca… No sé por qué haces referencia a Lucas (que sí habla del pesebre), teniendo la versión de Mateo. Deberías decirle a tus fieles que leyesen La Biblia que, por cierto, es una gozada de libro… lo malo es si lo leen bien leído… pero eso ya es otra cosa.

Dinero, dinero y sólo dinero

Por Pitusa Caruncho (Periodista)

Muchas veces me pregunto por qué me sorprenden las medidas que está adoptando el PP si realmente no son otra cosa que el reflejo palpable de su ideario político, basado en prebendas para los ricos sin importar en absoluto lo que les ocurra a los ciudadanos con menos recursos.

Y buena prueba de ello son dos medidas que, cuando menos, serían éticamente cuestionables. Me refiero a la amnistía fiscal -de la que ya hemos hablado- y de que la que podrían beneficiarse las grandes fortunas los asalariados no defraudan a Hacienda, no digo que no quieran pero es imposible porque están tremendamente controlados. Con esta amnistía cualquier persona, sin tener que identificarse, tiene la posibilidad de blanquear su dinero, en la cuantía que sea y sin explicar la procedencia. Da igual que se haya conseguido mediante el tráfico de drogas o la trata de personas, por poner sólo dos ejemplos y todo esto, prácticamente con un coste cero.

La segunda, todavía no se ha aprobado, pero se le dio publicidad ayer y consiste, ni más ni menos, que en conceder el permiso de residencia a aquellos ciudadanos extranjeros que compren una casa por un valor superior a los 160.000 euros o lo que es lo mismo, comprar una casa con el correspondiente permiso de residencia incluido. De esta manera, según fuentes gubernamentales, se pretende favorecer la venta de viviendas pero, lo que no dicen esas mismas fuentes, es que de facto se potenciará la entrada de mafias que son las que tienen el dinero. Mientras tanto, ese mismo gobierno, capitaneado por Mariano Rajoy (al menos en los papeles), retira la tarjeta sanitaria a los otros inmigrantes, los que carecen de recursos y no pueden ni comprarse una casa, ni pagar un seguro médico.

Está claro que los partidos de derechas miran únicamente por los intereses de los ciudadanos con mayores recursos que forman parte de su grupo social, mientras que al resto se le exigen sacrificios hasta la asfixia sin ningún pudor. Con todo esto, una no entiende como un obrero puede, en algún momento de su vida, votar un partido de derechas.

La moratoria de los desahucios

Por Pitusa Caruncho (Periodista)

Probablemente estoy equivocada pero pienso que los dos años de moratoria que ha aprobado el gobierno para evitar algunos desahucios es, sin duda, una medida que producirá magníficos titulares de prensa para el Partido Popular pero que perjudicará mucho a aquellos que se acojan a ella.

Porque si nos paramos a analizar la letra pequeña veremos que este acuerdo no beneficiará en absoluto a aquellas personas que, por distintos motivos, sean incapaces de seguir haciendo frente a los plazos de su hipoteca. Dejando al margen las condiciones leoninas que hay que cumplir para poder acogerse a esta medida, deberemos analizar algunos de sus aspectos. Por ejemplo, en el momento en que se solicita la moratoria para evitar el desahucio, la vivienda deja de pertenecer a sus hasta ese momento titulares, para pasar a ser propiedad del banco. Pero la deuda, no. De la deuda seguirán siendo titulares los mismos, pero con el correspondiente incremento de los intereses de mora. A todo esto hemos de sumarle el precio del alquiler que fije la entidad financiera para continuar residiendo en la vivienda objeto del desahucio.

Estas condiciones supondrán, a juicio de algunos expertos, que la deuda se incrementará en un 25%, lo que resultará mucho más caro que dejar el piso y marcharse a uno de alquiler. Ocurre además, que al aprobarse esta medida se deja sin opción de negociación entre los hipotecados y sus bancos, para buscar una salida a los problemas generados por los impagos. Porque, de ahora en adelante, los que cumplan las condiciones y no puedan pagar ni quieran abandonar su piso, habrán de acogerse a la moratoria y el resto serán desahuciados, sin más.

Definitivamente, lo que ha hecho el ejecutivo de Mariano Rajoy, que cada día demuestra más claramente que gobierna a golpe de titular de prensa, no es otra cosa que poner un parche, un mal parche, que no supondrá ningún beneficio para las familias afectadas que son, claro, las que disponen de menos recursos. Es hora ya de afrontar los problemas como hay que hacerlo, con todas sus consecuencias, y si es preciso reformar la Ley Hipotecaria que no olvidemos que fue aprobada a principios del siglo XX, habrá que hacerlo y ajustarla a las condiciones actuales. De lo contrario, lo único que se conseguirá es seguir consintiendo que muchas familias se encuentren, de la noche a la mañana, sin vivienda y con una deuda de por vida, mientras los gobernantes miran para otro lado.

Yo también fui a la huelga

Por Manuel lago (Economista)

La Voz de Galicia, 17 de noviembre de 2012

Fui a la huelga y a la manifestación, junto a las decenas de miles de personas que salieron a la calle en una soleada mañana del otoño coruñés para mostrar su malestar, su indignación, su frustración y su angustia ante lo que está pasando. Y no solo para eso, también para reafirmar de forma contundente y masiva su voluntad decidida de rebelarse contra el desmantelamiento del Estado de bienestar, los recortes de derechos laborales y sociales, contra la forma en que Rajoy y Merkel gestionan la crisis. Contra el empobrecimiento y la desigualdad.

Fue la manifestación más grande en la que he participado en A Coruña. Nunca había visto tanta gente unida en un grito común. Mucha gente y todo tipo de gente. Había personas mayores, preocupadas por su pensión pero sobre todo por el futuro que les espera a sus hijos y a sus nietos. Había muchos jóvenes, trabajadores pero también estudiantes, protestando por los recortes que ya sufren, pero sobre todo asustados ante su futuro. Había, lógicamente en una convocatoria de los sindicatos, muchos trabajadores. De la construcción, del textil, del metal, del pequeño comercio y de las grandes superficies, de la seguridad, de la banca, de los servicios públicos, conductores de autobús y de la hostelería. Había también muchos, muchísimos, desempleados que no pudieron hacer huelga pero sí ir a la manifestación.

Para leer el artículo completo ir al siguiente enlace: La Voz de Galicia

Las coletillas de las tertulias y la huelga

por Pitusa Caruncho (Periodista)

Cuando una tiene la costumbre -no sé si buena o mala- de escuchar tertulias, se supone que políticas, se da cuenta de que en estos foros se han instalado algunas coletillas que se repiten sin cesar aún cuando, a mi juicio, se trate en muchos casos de un sinsentido. Por ejemplo, refiriéndose a la huelga general que se vivió ayer en este país, a muchos de los citados tertulianos que, por cierto, son los mismos que se van turnando por los distintos medios de comunicación, se les llena la boca afirmando que se trató de una huelga política.

Francamente, no sé a que se refieren porque una huelga, señores, siempre es política porque siempre se convocan para luchar contra decisiones políticas que afectan al grueso de la población. Otra coletilla que se repite sin cesar es aquella de que este tipo de actuaciones dan una mala imagen de España. Pienso que la imagen de un país sale mucho más reforzada con imágenes de personas capaces de defender pacíficamente sus derechos, que por otras en las que aparecen las fuerzas de seguridad desalojando a una familia de su vivienda porque no han podido hacer frente a su hipoteca.

Por último me referiré a las valoraciones que se hacen del éxito o fracaso de la huelga. Cuando algunos tertulianos, que parecen que viven en una atalaya, dicen que ayer la huelga fracasó porque el porcentaje de trabajadores que dejaron de acudir a su puesto no es demasiado elevado, habría que aclararles algunos conceptos. Tal y como está la situación laboral en este país, con contratos precarios, con una duración mínima, seis meses, tres, uno…, con una reforma laboral que admite despidos sólo porque a tu jefe no le gusta la ropa que llevas puesta -si se me permite la licencia-, a ver quién es el valiente que se atreve a hacer huelga y poner en riesgo el pan de sus hijos. Sin olvidar que cada día hay menos asalariados y, por lo tanto, ya no pueden sumarse al paro.

Seamos serios, lo que sí mide la respuesta de lo ocurrido ayer, es la muchedumbre que se echó a las calles para reclamar soluciones a la precaria situación que vive este país con un 25% de parados y en el que todas las medidas que se están llevando a cabo, desmantelamiento de la sanidad, la educación, etc, etc, no hacen otra cosa que ahondar en la depresión económica que nos está conduciendo a la más absoluta de las ruinas. Si les parece que no hay motivos para una huelga es que viven en un país diferente al mío, sin ninguna duda.

¿Quiénes son los patriotas?

Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra

Mark Twain, uno de los autores más críticos de la sabiduría convencional que ha tenido EEUU, escribió frecuentemente que el concepto de patriotismo, en cualquier país, es uno de los más utilizados para esconder intereses de grupos sociales que quieren mantener, por todos los medios, sus privilegios utilizando el sentimiento patriótico como mecanismo de movilización popular, identificando sus intereses particulares con los intereses de lo que llaman patria. Antonio Gramsci, en Italia, uno de los analistas más importantes que han existido en Europa de cómo el poder se reproduce en las sociedades, subrayó con gran agudeza la función ocultadora de los símbolos de la patria para defender los intereses de las clases dirigentes.

España (y Catalunya dentro de ella) es un ejemplo claro de lo que Mark Twain y Antonio Gramsci indicaron. Las derechas han sido siempre las que se han presentado como las grandes defensoras de la patria, defensa que requiere los máximos sacrificios de los que están a su servicio. Uno de los eslóganes de la Guardia Civil (el cuerpo de policía armado que históricamente ha tenido la función de mantener el orden público y reprimir cualquier agitación social que cuestionara las relaciones de poder existentes en España) era “Todo por la patria”, lo que podía significar incluso la pérdida de la vida de los guardias civiles aunque también, mucho más frecuentemente, la de los represaliados. La Monarquía, el Ejército y la Iglesia han sido siempre las estructuras institucionales que han defendido el poder de los grupos dominantes en las esferas financieras y económicas (y, por lo tanto, políticas y mediáticas) del país, utilizando el amor y el compromiso con la patria como mecanismo de movilización popular en defensa de sus intereses. Las pruebas históricas que avalan esta utilización de la patria para dichos fines particulares son robustas y abrumadoras.

Tales instituciones de derechas son pues las que se consideran a sí mismas como las defensoras de la patria. Hace sólo unos días, el diario monárquico profundamente conservador ABC ponía en portada a la Duquesa de Alba como la gran defensora de la patria española acusando a los catalanes de ser poco patriotas (11 Nov. 2012). Tal personaje es una de las terratenientes más importantes de España y está entre los que reciben mayores subsidios del estado español y de la Unión Europea, a cargo del erario público. Su linaje familiar, por cierto, ha jugado un papel clave, junto con otros terratenientes, en reproducir una situación en el campo andaluz responsable, en gran parte, de la pobreza de las poblaciones rurales de aquella parte de la patria española.

Pero la credibilidad de tal tesis (de que las derechas son las que sostienen el patriotismo) depende, en gran medida, de lo que se entienda por patriotismo, el cual, como la mayoría de sentimientos, no es fácil de definir. Después de todo, ¿qué quiere decir amor a la patria?

¿Qué es patriotismo?

Pero, independientemente de las muchas maneras mediante las que tal concepto y sentimientos puedan definirse, sí que debería haber un componente que coincidiera en todas las definiciones posibles. Y éste es que el amor a la patria debería incluir amor a la ciudadanía de la entidad así definida. No se puede amar a España (o a Catalunya) sin estar dedicado al bienestar de la población que constituye tal país (España y/o Catalunya). Y, puesto que la mayoría de la población pertenece a las clases populares, un indicador de patriotismo debería incluir como elemento definitorio el compromiso y dedicación a la mejora del bienestar de las clases populares. No se puede amar a España (y a Catalunya) sin este compromiso, pues de lo contrario se tiene una visión excesivamente esencialista, casi mística, de lo que es la patria, una concepción poco coherente con la vida real de las personas. En realidad, si la definición de patriotismo no incluye un compromiso por mejorar la vida y bienestar de la mayoría de la población, entonces hay que sospechar que el concepto de patriotismo está siendo utilizado, confundiendo los intereses de la patria con los de un sector minoritario de la población.

Parecería, pues, razonable aceptar, incluso por las derechas, que un elemento común de tal patriotismo fuera la dedicación de las fuerzas patrióticas al bienestar del pueblo, que en términos cuantitativos, serían las clases populares, clases populares que en cualquier país incluyen las clases trabajadores y las clases medias de renta media y baja.

¿Son patriotas las fuerzas que se autodefinen como tales?

Pues bien, tal dedicación puede evaluarse incluso numéricamente. Como decía Mark Twain, el amor no puede cuantificarse, pero sus consecuencias sí. Veamos, pues, los datos. En aquellos países de Europa donde las derechas (que se autodefinen como las fuerzas patrióticas) han tenido más poder históricamente, tales como el Sur de Europa (España, Grecia y Portugal), el nivel de desarrollo económico, social y político ha sido el más bajo de la Unión Europea. Los datos son abrumadores. Tanto el PIB per cápita como el gasto público social per cápita, o el número de recursos públicos (desde transferencias públicas, como pensiones, hasta servicios públicos, como sanidad y educación, que contribuyen enormemente al bienestar y calidad de vida de las clases populares) han sido, y continúan siendo, los más bajos de la UE-15. Es también en estos países donde los ingresos al Estado son los más bajos, donde la política fiscal es más regresiva y menos redistributiva, donde hay más fraude fiscal y donde hay mayores desigualdades y concentración de la riqueza.

Estos datos permiten, entonces, hacerse la pregunta ¿dónde está el amor a España de los súper patriotas españoles? Su compromiso con el bienestar de la población parece estar muy sesgado hacia ciertos grupos y clases sociales, a costa de los intereses de la mayoría de sus poblaciones. La evidencia de ello es abrumadora. Así como es también abrumadora la evidencia de que este sesgo clasista del patriotismo aparece en varios momentos de la historia de este país. En todos ellos, cuando el gobierno elegido por la ciudadanía a través de procesos democráticos llevó a cabo políticas públicas que beneficiaron a las clases populares, reduciendo los privilegios de los grupos y clases sociales antes mencionados, las derechas superpatriotas se rebelaron militarmente para interrumpir tales políticas. En España, los superpatriotas –la Iglesia, el Ejército, la Monarquía, la banca y la oligarquía empresarial- establecieron un régimen enormemente represivo (por cada asesinato político que cometió Mussolini, Franco cometió 10.000, según el Catedrático Malefakis, de la Columbia University, experto en el fascismo europeo) que dañó enormemente a la mayoría del pueblo español. Cuando el golpe militar de 1936 ocurrió, el nivel de desarrollo económico español era casi idéntico al italiano. Su PIB per cápita era semejante al PIB per cápita italiano. Cuando la dictadura terminó, en 1978, España tenía un nivel de riqueza que era sólo el 68% de la italiana. Este fue el coste que aquel supuesto patriotismo significó para el pueblo español. El golpe militar se realizó no para salvar la patria sino para que la Iglesia pudiera continuar controlando la educación de los españoles y también la tierra que poseía (la Iglesia era el terrateniente con mayor extensión de tierra en España. Hoy es el segundo); para que la Monarquía continuara siendo el sistema político que garantizara el dominio por parte de las derechas de los aparatos del Estado, incluyendo las Fuerzas Armadas, la Judicatura y las Fuerzas del Orden; para que el Ejército tuviera sus privilegios, garantes de la unidad de la Patria (convirtiendo al Ejército en instrumento de represión interna); para que la banca y la oligarquía empresarial pudieran mantener sus escandalosos privilegios (que todavía se mantienen hoy, como queda claro con la excesiva protección de la banca frente a los desahuciados); y así un largo etcétera.

La oposición popular a tales medidas regresivas del sistema establecido por los supuestos patriotas explica la enorme represión que caracterizó aquel periodo de dominio del estado por las derechas supuestamente patrióticas. Su carácter nacional, por cierto, quedó negado por el hecho de que su victoria se debiera primordialmente a la ayuda que les prestó la Alemania nazi y el fascismo italiano. Sin esta ayuda extranjera, el golpe militar no podría haber conseguido parar la oposición a tal golpe.

¿Dónde estaba y dónde está ahora el amor a España de los supuestamente patriotas?

Esto podría también preguntarse hoy al gobierno de derechas español, que está llevando a cabo el ataque (y no hay otra manera de definirlo) más feroz al bienestar de las clases populares. Hoy se están haciendo reformas que afectan muy, pero que muy negativamente al bienestar de la población, y muy en particular de las clases populares. La evidencia de ello es contundente. Nunca antes en el periodo democrático, el ya insuficientemente financiado Estado del Bienestar español ha estado bajo un ataque tan frontal. Y este ataque se está haciendo para el beneficio de los mismos intereses económicos de siempre: el capital financiero español y el mundo empresarial de las grandes corporaciones, a costa del bienestar de todos los demás. De nuevo, la evidencia de ello es robusta y convincente.

Y todo ello se hace justificándose con la necesidad de aplicar tales políticas de austeridad que son –según el establishment español- las únicas posibles, lo cual es fácil de demostrar que no es cierto. Podrían aplicarse otras que no afectarían a los intereses de las clases populares, afectando, en cambio, a los intereses de los grupos que, de nuevo, se presentan como superpatriotas, defensores de España. Esta desfachatez (y no hay otra manera de definirlo) se hace violando la soberanía de la Patria que dicen amar tanto, obedeciendo dócilmente al gobierno alemán, como lo hicieron también en los años treinta. Es la repetición de la historia. Ahora, como entonces, los superpatriotas utilizaron la bandera para defender sus intereses de clase. Así de claro. Y haciéndolo así están traicionando, una vez más, al pueblo español.

Hoy, en España, los movimientos de protesta social que salieron a la calle ayer, en la Huelga General, en defensa de los derechos de las clases populares y de la soberanía de España son los auténticamente patriotas, entendiendo como tales a los que defienden a la mayoría de la ciudadanía frente a una minoría que defiende sus propios intereses y los de sus aliados internacionales, incluyendo las elites financieras que dominan el gobierno alemán.

Una última observación. Le ruego al lector que haya considerado de interés este artículo, que lo distribuya ampliamente, pues los medios de mayor difusión no publican jamás este tipo de artículos. La dictadura mediática exige una respuesta movilizadora que permita presentar otros puntos de vista distintos y críticos de la sabiduría convencional del país que se reproduce a través de tales medios.

Sentimientos encontrados

Por Pitusa Caruncho (Periodista)

Cuando una se para a pensar en todo lo que está ocurriendo en este país, le invaden distintos sentimientos que van desde el asco, hasta la indignación, la impotencia o la rebeldía. Porque una cosa es una crisis, que no seré yo quien la niegue, y otra muy distinta aprovechar esa circunstancia para desposeer a los ciudadanos de todos sus derechos. Unos derechos, que no hay que olvidar, se lograron a base de mucha lucha, mucho sufrimiento y mucho trabajo, porque aquí -y todos los sabemos-, nadie regala nada.

Pues ahora, cuando se observa que el partido político que ostenta el poder procede al desmantelamiento del estado del bienestar que hemos logrado entre todos, con medidas tan poco comprensibles como la privatización de la sanidad, a sabiendas de que resulta más cara y mucho menos eficiente, o la práctica anulación de la escuela pública en beneficio de la privada que, curiosamente, para continuar subvencionándola sí hay dinero, surgen muchas dudas.

Parece que los gobernantes se olvidan o ignoran, no lo sé, que la educación es el pilar de cualquier sociedad. Pues, cuando observas todas estas cosas -a las que podríamos añadir muchas más, justicia, servicios sociales, etc-, uno se da cuenta inmeditamente que realmente no estamos hablando de crisis sino de ideología.

El PP está aprovechando la crisis para imponer su ideología en todos los estamentos de la sociedad sin importarle la repercusión que sus decisiones tienen para los ciudadanos. A los populares que tienen a gala ser más españoles que nadie, les preguntaría qué significa para ellos España, a qué se refieren cuando hablan del bien de España. Porque el país, señores del PP, no es otra cosa que sus ciudadanos-todos sus ciudadanos-, los empresarios, las grandes fortunas, los emprendedores, los evasores de impuestos (a los que se amnistía), pero también los que se levantan a las seis de la mañana todos los días para llevar a casa un sueldo de mil euros (con suerte), los parados que a diario patean las ciudades en busca de un trabajo que se les niega sistemáticamente.

Todos ellos forman España y todos ellos tienen que tener los mismos derechos. Sin embargo, a la mayoría de ellos el Partido Popular les está privando de todo. Y las consecuencias empiezan a ser visibles. No soy quien para dar consejos pero un buen gobernante tiene que hacer lo mejor para la mayoría de sus conciudadanos y eso no es lo que se está viendo actualmente en este país, muy al contrario.

Dous profesores

Aproveitando que Siro pasou hoxe por acó en forma de comentario e que, ademáis, fala no seu artigo semanal  na Voz de Galicia sobre o curmán da miña compañeira que emocionárona e levárona a contarme con certa nostalxia algunas cousas que eu descoñecía. Doulle, novamente, as grazas a Siro López Lorenzo por refrescarnos a memoria nese «Ferrol, Ferrol, Ferrol onde eu nacín»

Dous Profesores

Por Siro
«Cando en Ferrol falamos dun matemático, todos pensamos en Honorato, o propietario e director da Academia Jorge Juan, que preparou a centos de mozos para o ingreso na Mariña de Guerra e na Mercante, e que aínda hoxe, con 90 anos, xoga polas noites co cálculo infinitesimal e resolve problemas de enxeñería coa fórmula do prismatoide. Pero ferrolán e gran matemático foi tamén José Ramón Caruncho Castro, fillo do señor Caruncho, o xefe da imprenta de Bazán, que se licenciou en Compostela e rematou a súa vida de docente na Universidade de Murcia.

José Ramón Caruncho foi un home especial: baixiño, timidísimo, solitario, alleo a calquera formalismo ou ambición, ata o punto de non plantexarse sequera facer oposicións a cátedras, porque lle preocupaba máis saber e saber facer que ser; pero profundo coñecedor de moitas outras materias, como a literatura clásica, a filosofía, o cine ou a ópera.»
De Santiago marchou a Madrid para dar clases na Autónoma e participar como experto na edición dos libros Anzola Caruncho, de matemáticas. Despois, no 1981, chegou á Universidade de Murcia, onde foi titular de Álxebra, e se converteu no profesor máis querido e valorado polos alumnos e compañeiros de Facultade, que o recoñecen como o mellor docente e mestre.»
Leer artículo no seguinte enlace: Ferrol, Ferrol, Ferrol onde eu nacínLa Voz de Galicia

La desobediencia civil

Por José María Castillo (Teólogo)
«Lo tercero es la necesidad urgente de agruparse. Porque el “desobediente solitario” termina pronto en el calabozo de la policía, en el tribunal de la justicia y probablemente en la cárcel a donde van a parar los “peligrosos”. Si nos unimos, si nos agrupamos, si protestamos en masa, no hay gobernante que pueda hacer frente a la masa de ciudadanos que se rebelan contra la injusticia, la mentira, el atropello. A eso no hay gobierno que resista. Los gobernantes se mantienen sobre la sumisión de los ciudadanos que callan y aguantan. ¡Eso, jamás! »

Para leer artículo completo ir al siguiente enlace: Teología sin censura – Peridodistadigital.com

 

Ir a la huelga es un derecho

Por Manuel Lago (Economista)
La huelga es un poderoso instrumento de civilización porque las condiciones de trabajo y de vida que hoy disfrutamos se deben, en buena medida, a las miles de huelgas realizadas por millones de trabajadores en decenas de países a lo largo de la historia de la humanidad. Un historiador no tendría demasiada dificultad en seguir el rastro de nuestros derechos laborales de hoy en ese hilo rojo de huelgas que, de llevarlo hasta el final, llegaría a la arqueología, porque la primera huelga de la que se tiene referencia se realizó en el antiguo Egipto hace 3.178 años.

La jornada de ocho horas, el derecho a negociar convenios colectivos, las vacaciones, el derecho a la salud laboral, la igualdad y la no discriminación, cobrar cuando se está enfermo, tener pensión de jubilación, las indemnizaciones por despido, la protección por desempleo y un larguísimo etcétera de derechos que hoy consideramos naturales y básicos son en realidad conquistas de la lucha de los trabajadores en los últimos doscientos años de historia.

En democracia, la huelga es un derecho que está regulado por las leyes para proteger y amparar a las personas que lo ejercen. Por eso no es cierto que se produzca una confrontación entre dos derechos, el del que participa en la huelga contra el que no quiere hacerlo. Lo que se confronta es la voluntad de la mayoría de los trabajadores de unirse y luchar por defender sus intereses y la de una minoría que rompe esa unidad.

Para leer el artículo completo ir al siguiente enlace: La Voz de Galicia

Justicia solo para poderosos

Por Jesús Porta Dovalo (Abogado – Miembro del Secretariado de Xustiza e Sociedade de Galicia))

Un despropósito más. Un abuso más del poder mayoritario del PP para imponer un Estado para ricos y poderosos y otro para los demás. La ley de las tasas judiciales, como los recortes en sanidad y en educación, perjudica a la mayoría de los ciudadanos. Nadie está libre de acudir a un juzgado por un despido, una baja laboral, la denegación de una prestación (desempleo, jubilación, incapacidad laboral), un problema con su compañía de seguros (vehículo, vivienda), un conflicto con los bancos, telefonías, eléctricas, o con la Administración, por un divorcio, por herencias, etcétera. Multitud de situaciones precisan de la intervención judicial para que no se produzcan abusos. Fabulosa será esta ley para los que abusan e incumplen sus obligaciones, pues saben que muchos no reclamarán. Las Administraciones y las grandes empresas podrán reírse de los ciudadanos, sabedores que no van a ser condenados porque no los van a demandar

Para leer el artículo completo ir al siguiente enlace: La Voz de Galicia

A vueltas con el matrimonio gay

Por Pitusa Caruncho

Sospecho que hay algunos colectivos en este país que tienen poco o nada que hacer, sino no se entiende que se enreden en discutir si la decisión del Tribunal Constitucional que valida definitivamente lo matrimonios entre personas del mismo sexo, es o no oportuna. Y uno de estos colectivos es la iglesia, o más concretamente los jerarcas, quienes califican como “gravemente injusta” la decisión del alto tribunal porque, según su criterio, “no reconoce ni protege la realidad del matrimonio en su especifidad.

Yo me pregunto en qué medida y por qué causas un matrimonio “como dios manda” se va a ver alterado porque el derecho que asiste los heterosexuales se aplique también a los homosexuales. Supongo que sus críticas se refieren a creencias religiosas pero convendría que recordaran que la validez o no de un matrimonio la marcan las leyes, por lo tanto el único contrato válido a efectos jurídicos es el que ambos cónyuges, sean del sexo que sean, firman en los juzgados. El matrimonio religioso, señores obispos, es otra cosa que afecta única y exclusivamente a los creyentes pero que carece de legitimidad alguna como lo demuestra que siempre tenga que ir acompañado de una unión civil, porque sino no es nada.

La Conferencia Episcopal se refiere también a los derechos de los niños a disfrutar de un padre y una madre “en una familia estable”, dicen. Y aquí habría mucho que discutir, porque qué se entiende por una familia estable, aquella en la que el marido trae el dinero a casa y por lo tanto es el “jefe” con todo lo que eso conlleva, o una en la que el cabeza de familia maltrata a la mujer o a los hijos, o a ambos, por citar solo algunos ejemplos. O una familia es aquel hogar en el que se respira amor, responsabilidad y unión entre sus miembros, al margen del sexo. Me quedo con la segunda, prefiero unos niños criados por dos hombres o dos mujeres a los que se les ofrece cariño y protección a otros que han de padecer las iras de uno de los miembros de la pareja -eso si hombre y mujer-. Una familia, señores de la iglesia, es aquella en la que te sientes protegido y querido, ya sea con una pareja homosexual, heterosexual, o sólo con un padre o una madre.

De las declaraciones del ministro del Interior, Jorge Fernández, quien sostiene que diga lo que diga el Constitucional el matrimonio tiene que ser entre un hombre y una mujer, mejor ni hablamos, porque un señor que ocupa un cargo en el Gobierno y cuestiona la Ley de Leyes, debería dejar su puesto de inmediato.

Es para matarlos

Por Arturo González  –  (Puntadas sin hiloblogs.publico.es)

Ahora resulta que si quieren pueden arreglar lo de los desahucios en dos horas. Tras la ruina y desesperación de 350.000 familias. Estos tipejos necesitan del sufrimiento ajeno para interesarse en sus problemas y angustias reales de la vida. No se les cae la cara de vergüenza, y encima se sentirán ufanos. Seguro que algún tipo de delito habrá en el amplio catálogo recogido en el Código Penal. Pero nadie los acusará de ello ni irán a los tribunales ni les remorderá la conciencia. Es mejor perseguir y legislar contra los robagallinas o asaltantes de supermercados con las bombas de destrucción masiva de los carritos con comida. Miserables políticos, ninguno responderá ni social ni penalmente.

Solo IU luchó contra tamaña vejación del desahucio, y aún está por ver que la admitan en la solución y no quieran apuntarse el tanto los dos dinosaurios solos. Igual que Obama debe su éxito al consejo de Bill Clinton para que presentara al rival Romney como representante de Wall Street, al PP y al PSOE, Rajoy y Rubalcaba, hay que catalogarlos de amigos y representantes de los bancos. Que veremos todavía si se atreven con ellos, no van a perder la sustanciosa tajada de lucrarse por dejar a la gente sin vivienda.

Si tuvieran un mínimo de dignidad deberían reunirse muchas veces dos horas para arreglar desmanes de injusticias. Todo se puede arreglar si quieren, ahora que además ya saben que, en toda la Unión Europea, solo en Letonia y Lituania hay más desigualdad social que en España. Y ninguno de los 27 países es comunista o acendrado socialista. Es cuestión de voluntad y sensibilidad.

Si quieren, en dos horas pueden erradicar el hambre en España, ese país de tristezas en el que muchos de sus habitantes guardan cola en los comedores sociales o recogen de los contenedores alimentos desechados, mientras se gasta medio millón de euros en actualizar la página web del Senado o se regalan iPads G3, o se invierten 364.000 euros en smartphones para los señores diputados y similares, facturas de consumo libre y de escándalo a añadir.

Para leer el artículo completo ir al siguiente enlace: Público.es

España se desangra

Por Manuel Lago (Economista)

La terrible herida del paro está provocando una enorme hemorragia económica, social y sobre todo personal en nuestro país. Una sociedad plenamente democrática no puede convivir mucho más tiempo con seis millones de desempleados. No puede sobrevivir con 1,8 millones de hogares en los que todos sus miembros están en paro. No se puede permitir que tres millones de sus ciudadanos sean parados de larga duración en riesgo de caer en la exclusión social y que más de 2,5 millones no tengan protección por desempleo.

Es un drama personal para esos seis millones de parados y de sus familias, que somos el 99 % de la sociedad. Es un absurdo despilfarro porque mantener ociosa a la cuarta parte de los trabajadores supone un brutal coste económico que es el que explica casi en su totalidad nuestros diferenciales negativos de PIB, renta o desigualdad. España es el país con el mayor problema de desempleo en todo el mundo. Pero esta tragedia no es un castigo divino.

Es la consecuencia de una economía construida sobre un proceso especulativo/inmobiliario insostenible, acumulado durante dos décadas, que cuando estalló se llevo por delante más de dos millones de empleos. Una crisis que se vio agravada por el colapso del sistema financiero, que aún no ha sido capaz de digerir el empacho inmobiliario en sus balances, lo que provoca la restricción casi extrema de financiación a empresas y familias que paraliza la actividad económica.

Para leer el artículo completo ir al siguiente enlace: La Voz de Galicia