La moratoria de los desahucios

Por Pitusa Caruncho (Periodista)

Probablemente estoy equivocada pero pienso que los dos años de moratoria que ha aprobado el gobierno para evitar algunos desahucios es, sin duda, una medida que producirá magníficos titulares de prensa para el Partido Popular pero que perjudicará mucho a aquellos que se acojan a ella.

Porque si nos paramos a analizar la letra pequeña veremos que este acuerdo no beneficiará en absoluto a aquellas personas que, por distintos motivos, sean incapaces de seguir haciendo frente a los plazos de su hipoteca. Dejando al margen las condiciones leoninas que hay que cumplir para poder acogerse a esta medida, deberemos analizar algunos de sus aspectos. Por ejemplo, en el momento en que se solicita la moratoria para evitar el desahucio, la vivienda deja de pertenecer a sus hasta ese momento titulares, para pasar a ser propiedad del banco. Pero la deuda, no. De la deuda seguirán siendo titulares los mismos, pero con el correspondiente incremento de los intereses de mora. A todo esto hemos de sumarle el precio del alquiler que fije la entidad financiera para continuar residiendo en la vivienda objeto del desahucio.

Estas condiciones supondrán, a juicio de algunos expertos, que la deuda se incrementará en un 25%, lo que resultará mucho más caro que dejar el piso y marcharse a uno de alquiler. Ocurre además, que al aprobarse esta medida se deja sin opción de negociación entre los hipotecados y sus bancos, para buscar una salida a los problemas generados por los impagos. Porque, de ahora en adelante, los que cumplan las condiciones y no puedan pagar ni quieran abandonar su piso, habrán de acogerse a la moratoria y el resto serán desahuciados, sin más.

Definitivamente, lo que ha hecho el ejecutivo de Mariano Rajoy, que cada día demuestra más claramente que gobierna a golpe de titular de prensa, no es otra cosa que poner un parche, un mal parche, que no supondrá ningún beneficio para las familias afectadas que son, claro, las que disponen de menos recursos. Es hora ya de afrontar los problemas como hay que hacerlo, con todas sus consecuencias, y si es preciso reformar la Ley Hipotecaria que no olvidemos que fue aprobada a principios del siglo XX, habrá que hacerlo y ajustarla a las condiciones actuales. De lo contrario, lo único que se conseguirá es seguir consintiendo que muchas familias se encuentren, de la noche a la mañana, sin vivienda y con una deuda de por vida, mientras los gobernantes miran para otro lado.

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