Por Suso De Toro
El País, 29 de septiembre de 2012
Los jóvenes se indignan por la codicia de los desvergonzados financieros, culpables e impunes
Fueron 30 años de ensoñación. Tras el golpe del 23 de febrero de 1981, el Rey se reunió con los partidos políticos presentes en el Parlamento, excepto los vascos y catalanes. Los golpistas imponían condiciones, el pacto del capó. El año siguiente, Felipe González formó gobierno y PSOE y UCD aprobaron la LOAPA para limitar el autogobierno de vascos y catalanes; estos recurrieron la ley y el Constitucional declaró inconstitucionales 14 de sus artículos, limitando sus efectos. En adelante las tensiones de fondo parecieron diluírse, los generales franquistas se jubilaban y, tras un vergonzoso referéndum, España entraba en la OTAN, los militares se formaban en EE UU y el contacto regular con los ejércitos de países vecinos nos reconfortó: se harían más “europeos”. En ese marco se negoció la entrada en la Unión Europea, no olvidaremos la explicación oficial de lo que negoció el Gobierno para los gallegos: tendríamos más facilidades para emigrar. A pesar de eso, la entrada en la UE fue globalmente una oportunidad y llegó mucho dinero; que lo gastásemos irresponsablemente no es culpa de Bruselas sino nuestra. Fueron 30 años que nos hicieron creer que la vida era así, las cosas siempre a mejor. Y no.
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