Lucecitas de colores.

Por Fermín Goiriz Díaz

Ya han encendido el decorado de todos los años con el que intentan disfrazar la más que evidente decadencia de una ciudad sumida en el paro, donde Cáritas hace las funciones de gobierno de un desgobierno generalizado. Las cloacas de las instituciones ya son incapaces de transportar todas las inmundicias que emanan de sus letrinas, mientras los hacedores de tales detritus continúan su aquelarre diario con la bendición del macho cabrío o, vaya usted a saber, de la macha cabría. Malditos sean, no ya por su ineptitud, sino, por la desvergüenza con la que conducen a sus ciudadanos a la, desgraciadamente, resignada desesperación, al exilio o al suicidio.

Mientras, continúan con su estrategia que no es otra que consumar el crimen que se les ha encomendado nos adornan la escena con lucecitas de colores con la excusa de la natividad de un niño que dicen que vino a salvarnos pero que en realidad utilizan como sedante para que las víctimas del crimen no tengan la tentación de luchar contra el destino impuesto por sus capos. ¡Feliz Navidad!.

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