El Gobierno del PP ha hecho pleno

Por Pitusa Caruncho (Periodista)

El Gobierno popular de Mariano Rajoy ha hecho pleno, pleno de incumplimientos, tanto de lo que predicaba mientras estaba en la oposición como de sus promesas electorales. Les quedaba únicamente recortar las pensiones y ya lo han hecho, porque dejar de revalorizarlas en función del IPC es, en la práctica, un recorte porque significa una importante pérdida de poder adquisitivo. Hace unas semanas, la secretaria de Estado de Economía, Marta Fernández Currás, abundando en lo que anteriormente había dicho el presidente, Mariano Rajoy, aseguró que las pensiones se revalorizarían en función del IPC, porque no había ningún problema económico para hacerlo.

Una, que es consciente de que cuando un cargo público del PP afirma una cosa siempre se hace la contraria, no tuvo ya ninguna duda de que los pensionistas se quedarían “compuestos y sin novia”. Ya pasaron las elecciones gallegas y las catalanas y ya se puede decir la verdad a la población, a la que tratan como si fuese menor de edad y careciera de capacidad de análisis para darse cuenta de que otras políticas son posibles.

Porque mientras se regatean casi dos puntos de incremento en las pensiones para adecuarlas a la subida de la vida, hay algunos sectores a los que ni se les toca. Son los grandes triunfadores de una crisis (inflada), que se está llevando por delante a la clase media española. Entre esos intocables podríamos citar a las grandes fortunas a las que se les perdona el fraude fiscal, con una amnistía vergonzosa y vergonzante; a la iglesia, que sigue enriqueciéndose contrariamente a sus principios de pobreza y humildad; a las entidades financieras a las que se inyecta dinero público para, una vez saneadas, venderlas a un banco fuerte por un euro; o a los políticos que seguirán viajando en business -no vaya a ser que en clase turista se contaminen-, o los que continuarán cobrando casi dos mil euros mensuales de dietas para alojamiento mientras disponen de una o varias viviendas en Madrid. De la Casa Real ya ni hablamos.

Y lo peor de todo es tener que soportar que la vicepresidenta del Gobierno, Sáez de Santamaría, cuando anuncia la medida, ponga cara de circunstancias como si le doliera lo que están haciendo. No es cierto, los ciudadanos de a pié no les interesan nada. Sólo se acuerdan de ellos cuando se acercan las elecciones, ahí sí son útiles. Espero que esa clase media en peligro de extinción, si no está extinguida ya, tenga memoria a la hora de volver a las urnas y ponga a cada uno en su lugar. No tenemos otra arma para cambiar la situación, ni la queremos.