Otra forma de ver el decreto del carbón

Ante las noticias cuasi apocalípticas que leo en algunos medios de comunicación gallegos os pongo aquí un extracto del informe elaborado por Greenpeace. No piensen ustedes que no me fío de la información que ofrecen los susodichos medios de comunicación, no.. Es sólo para que el que quiera tener otra visión del asunto.

9 El problema de fondo
El problema de fondo es que en el sistema no cabe todo. España tiene ahora
una sobre-capacidad de generación de electricidad, es decir, tenemos mucha
más potencia instalada de la que necesitamos, lo cual se “agrava” con la
menor demanda debido a la crisis económica. La razón es simple: se han
instalado cada vez más renovables (y centrales térmicas de gas de ciclo
combinado), pero apenas se han cerrado centrales viejas. Todos pensaban que
la demanda de electricidad seguiría creciendo indefinidamente y que todo lo
que se construía encontraría fácilmente quién consumiría su electricidad. Pero
lo que está ocurriendo ahora es que, con la demanda que hay, la generación de
las renovables le está quitando “demasiadas” horas de funcionamiento a las
centrales térmicas, que ven alarmadas cómo disminuye su factor de capacidad.
Las primeras “víctimas” son las térmicas de gas, que están funcionando menos
tiempo del que necesitan para recuperar la inversión, ya que son las que dan la
energía más cara. Pero la siguiente “víctima” es el carbón, especialmente el
carbón nacional, que es el más caro. Esta es la razón por la que, desde el
verano, las eléctricas han dejado de quemar carbón nacional en sus térmicas,
ya que tienen montañas de carbón comprado y acumulado que no pueden
quemar porque la electricidad que producen con él es demasiado cara para
competir en el mercado eléctrico. Nada que ver con la garantía de suministro.
El problema es que esta realidad molesta cada vez más a las eléctricas y a las
empresas mineras. Ya lo están manifestando abiertamente los presidentes de
significadas empresas del sector energético: hay que poner freno a las
renovables. Lo que es evidente es que, en estos momentos, alguien sobra, ya
que no hay demanda para tantas centrales. Y las grandes eléctricas están
señalando claramente a quién quieren quitar de en medio: a las renovables.
Por eso no podemos admitir que el Gobierno haga el juego a esos intereses,
limitando las renovables mientras subvenciona el carbón. Si el carbón es
demasiado caro para competir en el mercado, lo que hay que hacer no es
romper ese mercado, sino aprovechar la oportunidad para avanzar en la
transformación del sistema energético hacia las renovables. Sólo esto es
compatible con las decisiones que se han de tomar en Copenhague.

Para leer el informe completo pinchar AQUÍ