Mis nuevos vecinos

Educados, amables, guapos, trabajadores  y, además, insultantemente jóvenes… Vamos, como para desconfiar de tanta virtud. Algún vicio inconfesable tienen que tener estos dos seres con tantas cualidades morales, digo yo…
Cuando, mientras elucubraba al respecto de la joven pareja, suena el timbre de la puerta. Abro y me doy de bruces con la vecina que porta un plato con unos pasteles de apariencia exquisita.
– Hola, me dice
– Hola, contesto
– Os traigo unos pasteles para el postre…
– Pero, por dios, no tenías por qué…
– No te preocupes, si a mi me encanta la repostería, los hice yo… a ver si os gustan… Hasta luego.
Aggggg!! No solo son guapos, jóvenes, educados… No!! También saben hacer pasteles y, mas difícil todavía, compartirlos con sus vecinos. Tendré que buscar algún otro defecto…
Les pongo una foto de los pasteles, en ella no podrán apreciar su sabor pero, créanme, estaban deliciosos.