¿Por qué un país puede soportar más de cinco millones de parados sin que salten las esclusas que mantienen en su sitio a políticos sin soluciones? ¿Cómo es posible que los ciudadanos aun conserven dosis de paciencia para encajar recortes mientras un alcalde al que se acusa de no pagar el IVA -el dinero con el que se sufragan hospitales o colegios- siga aferrado al sillón? ¿Está narcotizada la sociedad?
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