Incitando a las pasiones bajas

Sin duda el último lugar en el que podía imaginarme semejante afrenta a las buenas costumbres era en el «Feirón de Cedeira» celebrado el domingo pasado ¡Por dios! ¡A dónde vamos a llegar! (esto se va pareciendo a un artículo de cierta prensa de los años 40 ó 50… Porque ahora ya no existe ese tipo de prensa ¿no?), continúo… Como todo el mundo sabe, las pasiones pueden ser la causa de la perdición del hombre. A un hombre puede perderle la pasión del juego, la bebida o las mujeres… cosa disculpable hasta cierto límite. Pero, lo que ya no se puede consentir es que ese hombre, débil por naturaleza, sea incitado a las pasiones bajas en un mercadillo al que, cándidamente, va a comprar unas inocentes zanahorias acompañado de su esposa ¡dios mío!

P.D.

Por si alguno no se enteró, esto es una coña (broma).

Atardecer y noche sobre Pantín

Aunque parezca lo contrario la primera foto está hecha a las 21:14 y la segunda a las 22:43 cuando el Sol ya hacía un rato que se había acostado… cosas de esta extraña primavera.

Es la guerra!!

Una guerra sin muertes, creo… que tampoco estoy muy seguro de que sea así. Una guerra de la que ya se sabe quienes son los ganadores y quienes los perdedores. Los ganadores son un ente abstracto sin vínculos con estado alguno, no los necesitan para llevar a cabo sus fines; y sus fines no son otra cosa que dominar… simple y llanamente el mundo. Utilizan para ello a los gobiernos títeres, curiosamente elegidos democráticamente por los perdedores. Estos gobiernos democráticamente elegidos deberán vigilar, so pena de ser literalmente borrados de sus listas, de que ninguno de sus súbditos piense mucho por su cuenta y menos que actúe… bueno, si son cuatro o cinco no pasa nada, se les aplica una ración doble de tertulias plurales… radiofónicas o televisivas y a otra cosa.